jueves, 7 de octubre de 2010

Mac o Mc’Donald en la política educativa chilena

Entre Mac y Mc’ existe una enorme diferencia, más allá de una letra.


Mientras Mac expresa la identidad de una empresa que crea, elabora y produce computadoras, software y derivados de alta calidad; Mc’ indica locales donde se expende comida chatarra, ésa que produce daño, que contiene estímulos químicos para continuar comiéndola: niños, niñas y adultos sufren diariamente de esta intoxicación.


Algo similar percibo en las políticas educativas: intoxicación.


Se trata de una política pública de educación de alta calidad o de una política que está referida a una cosmética exterior, sin afectar en profundidad la educación nacional. En otros términos: es una política que apunta a la calidad educativa o a un muestrario que, finalmente, no cambia la calidad de la educación pública del país, sino más bien fortalece el imaginario de la educación particular.


Respecto de este tipo de política ha habido otras experiencias pasadas, suficientes para no repetirlas. Por ello, intentamos leer la segunda pantalla de las políticas para lograr escudriñar el sentido que tiene o hacer emerger su levedad.


Se anuncian liceos de excelencia, método Singapur para las matemáticas; sin embargo, esas medidas que no logran alcanzar el 3% de los estudiantes, en el primer caso, y al 8,8% en el segundo, si se aplica a 1º y 2º grados de básica.


Al revisar la Resolución Nº443 referida a la Postulación, Selección y Adjudicación de los “Liceos Bicentenario de Excelencia”, llama la atención:


Está referida, primeramente, a la infraestructura: construcción, reposición, ampliación, adquisición de equipamiento. Esta opción: infraestructura, fue empleada en la reforma educacional del año 1996 y siguientes, especialmente a partir de la jornada escolar completa, los resultados no han sido de mejoría de la calidad, siguiendo el criterio-producto del SIMCE: en 2º Medio, entre el 2001 y 2008, no hubo variaciones en Castellano y subió 6 puntos el puntaje promedio en Matemática.


El Estado establece, para cada liceo seleccionado, un convenio con una vigencia de 10 años, que compromete, en conjunto, unos 25.000 mil millones del presupuesto del Ministerio de Educación. Se trata de una situación muy concentrada, selectiva y privilegiada que difícilmente se podrá encontrar en los otros 3.000 liceos vulnerables.


¿Cómo se evalúa este compromiso educacional y financiero?


Estos liceos deben estar ubicados en el 10% superior de los mejores liceos municipales y subvencionados del país. Sin embargo, según los resultados del año 2008 para 2º Medio, el puntaje máximo en Castellano fue de 326 puntos para el sector socioeconómico medio alto correspondiente a la dependencia particular subvencionado y el puntaje mínimo fue de 169 del nivel medio bajo de la dependencia particular subvencionado, y en Matemática el puntaje máximo fue de 364 puntos para el sector socioeconómico medio alto correspondiente a la dependencia municipal y el mínimo fue de 166 para el sector socioeconómico bajo correspondiente a la dependencia municipal.


La pregunta que uno se plantea, desde un prisma de política educativa, ante este criterio de evaluación: cómo se incorpora, en un criterio evaluativo del 10% superior, la variable socioeconómica, a pesar de la insistencia de algunos economistas e ingenieros en que no tiene incidencia –esto es como Galileo frente a la jerarquía eclesiástica de su época-; por otra parte, será posible combinar sin más dos tipos de dependencia que tienen características y condiciones muy diferentes. De modo más general, una política educativa sustentada en la competitividad no ha hecho sino empobrecer la educación pública, para todos los chilenos, en beneficio de la educación particular. No vale la pena continuar, dogmáticamente, en esta senda cuyos resultados ya sabemos cuáles son.


El punto más importante es el político pedagógico. En esta línea, no me parece plausible pensar un liceo desde el ángulo de productos porque los estudiantes no son productos, son sujetos constructores de sentidos y significados, en libertad, y es en ese contexto en el cual se perfila su crecimiento como sujetos sociales, es un crecimiento en autonomía y heterogeneidad.


En un horizonte de política nacional, estos liceos tienen un carácter selectivo y excluyente. Más circuitos escolares que segmentan la sociedad y a los niños, niñas y jóvenes. Nuestra historia política está plagada de estas inclusiones que segregan, pareciera que la perspectiva del apartheid está muy presente en estas políticas, así como en otras implementadas en años pasados: financiamiento compartido, segregó escuelas de pobres, y la jornada escolar completa, mala copia de otros países, segregó muchísimo a las escuelas.


En cuanto a la importación del método Singapur ha sido una muy mala opción, no por el método el cual puede ser bueno en Singapur, sino porque constituye una desastrosa forma de actuaciones político-pedagógicas que ha llevado, en el pasado, a muchas iniciativas al fracaso. Se pueden recordar algunas. Las reformas educativas de 1965 y de 1996, copias de otras reformas, la jornada escolar completa copia de experiencias asiáticas, con resultados que no compensan el tiempo, las personas y los aportes que ha capturado, la definición del enfoque por competencias para los proyectos de apoyo, por parte del MINEDUC, al MECESUP de la educación superior, opción que hoy está siendo revisada en su países de origen, en otros temas como la evaluación donde la copia de experiencias ha dejado este ámbito muy vacío en Chile.


No se puede aplicar, por parte de la autoridad, una opción metodológica porque, en primer lugar, no le corresponde, es como si el director de un hospital ordenara que a todos los pacientes hay que aplicarles una determinada terapia, probablemente habría mortandad; en segundo lugar, es necesario experimentar este tipo de técnicas en nuestro contexto –el contexto de Singapur es muy diferente al nuestro-, su fracaso terminará en el muy utilizado discurso que los profesores y profesoras no han sido capaces de aplicarlo; no basta, por tanto, que lo diga la autoridad para que esa técnica sea recomendable: hoy es claro que la autoridad es la responsable de esa opción; en tercer lugar, la autoridad manifiesta que no existen en Chile opciones de enseñanza de la matemática que hayan sido probadas, lo que es una barbaridad, hay varias técnicas adecuadas a nuestro medio, sólo cito la larga experiencia del Centro Comenius de la USACH.