lunes, 13 de septiembre de 2010

Metas educativas 2021: una modernidad desplazada

Eugenio Rodríguez Fuenzalida

En estos días se está realizando una reunión denominada Cumbre Iberoamericana sobre el tema Metas Educativas 2021. Una reunión que cuenta con un documento que todos pueden leer, http://www.oei.es/metas2021/libro.htm , preparado por organizaciones internacionales y que cuenta con la aprobación de los ministros de los Estados miembros de la OEI, y se une a esa convocatoria la Secretaría ejecutiva de las Cumbres de jefes de Estado y presidentes de gobierno (SEGIB) y la CEPAL. Además, se señala, en la presentación del documento, que el proyecto, durante los dos últimos años, ha incrementado su respaldo social. Se trata de un proyecto que se inició en 2008 y fue presentado a la reunión de ministros de educación realizada, en esa fecha, en el Salvador, donde los ministros señalan “Acoger la propuesta “Metas Educativas”.


Por otra parte, he recibido entusiastas informaciones de FLAPE (Foro Latinoamericano de Políticas Educativas), en las que señala que junto con la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y grupos de América Latina y El Caribe y ONGs de España, desarrolló un documento para incidir en el debate y en la puesta en marcha de la propuesta. Asimismo, indica FLAPE, en su informativo mensual, que se está convocando a un Foro Internacional de Sociedad Civil para aportar a este proceso.


Con esta referencia a FLAPE, quiero sugerir que este documento contiene un imperativo “reformador” que se ha convertido en el punto de adhesión de élites políticas (de derecha como izquierda), de altos funcionarios nacionales e internacionales, y también de los intelectuales e incluso de organizaciones no gubernamentales.


El tema, tal como es presentado en el proyecto, es atractivo porque junto con los aspectos educacionales que desarrolla en las once metas recogidas, enuncia que no es posible alcanzarlas sin transformaciones sociales con mayor equidad social y con mayor nivel cultural.


Por cierto, mi primera reflexión es convocar a leer este documento. Cada uno obtiene así sus reflexiones y conclusiones.


Sin embargo, es insuficiente este llamado por necesario que sea. Yo también tengo mis propias reflexiones sobre el tema.


Discrepo de la forma cómo se ha concebido, de su estrategia y del enfoque de este documento.


Me he dedicado durante los últimos quince años a reflexionar sobre los estudios internacionales en educación así como respecto de las políticas educativas.


Ese esfuerzo posibilita considerar algunos temas sobre este documento.


1. Parece que las organizaciones internacionales (gubernamentales y no gubernamentales) siguen pensándose como lo hacían en la década de los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Es un período significativo porque estos organismos emergen de una guerra que ha involucrado a una parte del mundo, particularmente a los países que se han pensado como ejes del mundo (EUA – Europa – Rusia, más Japón y su gravitación en Asia). Son organismos que, por una parte, se piensan como espacio de diálogo y de conocimiento entre los países para evitar estas acciones bélicas, y como impulsores de una modernización de los países más “retrasados” (comillas que aclararé).


2. Los países eje son financistas de estos organismos y, a la vez, determinan sus políticas, tienen poder de conducción y veto; están por encima de estos organismos, aún si se considera a las Naciones Unidas (Consejo Seguridad con sus miembros permanentes determina las políticas del organismo). En otras organizaciones los mayores financistas determinan las políticas, orientaciones y énfasis, o neutralizan las políticas impulsadas por otros países. Estos organismos expresan un sistema de poder y de subordinación internacional. Este sistema está siendo objetado por los llamados países emergentes, algunos con mucho poder económico como Brasil, India, por cuanto los países ejes no recogen los problemas que preocupan a la humanidad sino sólo aquellos que son de interés de esos países.


3. Esta forma de distribución del poder incluye un colonialismo muy propio de los siglos pasados (la experiencia del Reino Unido, España, Francia y más recientemente EUA). El colonizador impone una propuesta país de acuerdo con lo que caracteriza al poder del colonizador, suprimiendo lo propio del país colonizado: su idioma, religión, modo de convivencia, organización social y productiva, sus modalidades educativas, en resumen su identidad y sus imaginarios; su capacidad de producirse con autonomía.


4. Estas organizaciones internacionales se han quedado en una etapa anterior de la modernidad. Estas etapas anteriores recogen dos imaginarios de modernidad: el Otro, el indígena y el trabajador de los países llamados “atrasados” que no tienen capacidades ni hábitos que los introduzcan en la modernidad (especialmente ilustrada); y el modelo de modernización que considera que los países son retrasados porque deben avanzar hacia el modelo de países “desarrollados”, que corresponde a aquellos países eje, ya señalados, son países que les falta etapas por recorrer, las cuales son similares a las que han recorrido los países “desarrollados”.


5. Hay otro elemento que es importante de reconocer. Algunas organizaciones internacionales (gubernamentales y no gubernamentales) son mecanismos utilizados por los países eje para facilitar la instalación de capitales extranjeros en países “emergentes”, con garantías extraordinarias, pero, también, con inversiones que producen condiciones de una mayor explotación y salida de los productos extractivos. Por otra parte, los créditos y las ayudas recibidas están amarradas a productos de los países eje o de aquellos mayores ponentes; lo que diluye la multilateralidad de algunas organizaciones.


6. Desde 1961, fecha en que se inició por parte de EUA la Alianza para el Progreso, se ha trabajado con espacios sin individualidad: América Latina y El Caribe y con propuestas comunes, diseñadas de manera similar para cada uno de los países. Así, en educación hubo dos caminos que se impulsaron: cobertura escolar y superación del analfabetismo. En 1989, también EUA impulsó el llamado acuerdo de Washington, con espacios sin individualidad y con propuestas comunes de de tipo socioeconómico. En el caso de la educación se plantea prioridades de la inversión pública: privatización, desregulación, descentralización, reforma educativa. Finalmente, una propuesta común para todos los países sin diferenciación ni individualidad.


En el contexto de la cooperación internacional qué el distintivo de las metas educativas 2021.


Rescato lo siguiente:


- Una consulta a políticos, intelectuales


- Una socialización mediante seminarios, conferencias y otros mecanismos: publicaciones.


- Una sistematización de temas desde una óptica que reduce el espacio público.


Sin embargo, no se supera la visión sin individualidad de América Latina, en este caso Iberoamérica; es un todo indiferenciado; metas similares para todos. Por cierto, cada país es una homogeneidad, reiterado error. De igual manera, se analiza Iberoamérica como un conjunto que debe caminar mirando los modelos desarrollados de la educación; los temas se centran reiteradamente en la calidad lo que contiene a la ideología neoliberal, en cuanto concibe la educación como producto y no como desarrollo humano, crecimiento de personas.


Venimos saliendo de una propuesta única de reforma educativa. Ha sido muy costosa en personas y en deuda financiera y sus resultados muy escasos.


Por esto, pienso que estas Metas 2021 son una modernidad desplazada, que corresponde a otro momento histórico; pienso que América Latina avanza en una línea de identidad, de diferencia en el contexto de la globalización.


La primera meta que apunta a elevar la participación de los sectores sociales constituye una limitación determinante de la educación pública, de la actuación del Estado. Un ejemplo muy claro es la situación de la educación superior, la que se ha transformado en un gran negocio, perdiendo sentido, entre otros, la universidad. La universidad privada tiene un aporte muy limitado al conocimiento científico. La segunda meta viene desde 1961: garantizar la permanencia de todos los niños y niños en el sistema escolar. La tercera y cuarta metas no son sino la versión hispana del acuerdo 169 de la OIT; y así las siguientes.


Es un texto que cae en lo mismo que aconteció con la Alianza para el Progreso, con el Acuerdo de Washington y otros tantos que sería largo citar.


Se trata de propuestas muy difundidas pero sin viabilidad, porque no se concibe que existan sujetos sociales diferentes capaces de construir sentidos y significaciones distintas.